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El conductor
Un cambio cultural difícil pero necesario

¡Qué bonito es formar parte de proyectos de empresa que buscan el bienestar y la seguridad de los empleados y sus familias!

¡Qué bonito es formar parte de proyectos de empresa que buscan el bienestar y la seguridad de los empleados y sus familias!

Un proyecto como Emotional Driving es una gran oportunidad de influir de forma positiva en la sociedad. Cada uno de nosotros podemos generar en nuestro entorno comportamientos y actitudes más adecuados y de esa manera conseguir mejorar la seguridad en la conducción y en otros aspectos de la vida diaria.

Sin embargo, el ser humano necesita mucha terapia para poder cambiar su cultura. En general somos más de aprender de nuestros errores, pero eso es algo que no suele funcionar. Cambiar las actitudes no es nada sencillo. Hay que realizar un gran esfuerzo educativo, y además se necesita un espíritu abierto al cambio, y en la mayoría de las ocasiones esto es lo más complejo. Los humanos tenemos una gran resistencia a cambiar, nos da pereza y miedo. Por ello es necesario que el proyecto se acometa con unas bases sólidas y de esa manera conseguir el cambio en todos nosotros.

Durante el desarrollo de Emotional Driving se han puesto en marcha numerosas iniciativas: utilizando la plataforma Leading The Change, en la que se nos propuso participar en actividades online; y a través de los roadshows, que han conseguido el necesario acercamiento a todos nosotros, proporcionándonos la posibilidad de experimentar sensaciones relacionadas con la conducción; y ofreciéndonos también un gran regalo, como han sido las intervenciones de personas que están o han estado relacionadas con la seguridad vial.

He tenido la suerte de haber participado en varios de los roadshows que se han organizado en España y me llevo muchas experiencias, muchas lecciones. Han conseguido hacerme ver que necesitaba cambiar algunas actitudes peligrosas y ahora soy más prudente. Así que lo primero que me gustaría hacer es agradecérselo a Gonvarri y a todos los que han hecho posible este proyecto. Porque cada año recorro en coche unos 50.000 km y muchos de ellos con mi familia, así que el agradecimiento no puede ser más sincero. Y a nivel personal, también me llevo el haber conocido a Gustavo Almela y a Julio Garcés, a los que he incluido en mi archivo de personas que merecen de verdad la pena. Su generosidad me ha impactado.

Cuando pienso que el efecto que ha generado en mí puede ser similar al del resto de los empleados de la región Gonvarri Iberia (unos 750), además del gran potencial por el efecto multiplicador al incluir a familiares y amigos de todos nosotros, tengo una agradable sensación de estar haciendo algo muy bueno para la sociedad.

Y además, esta cultura de la seguridad en la conducción podemos aplicarla a la seguridad en el trabajo, con lo que conseguimos otro efecto multiplicador. En Gonvarri llevamos muchos años teniendo a la seguridad como piedra angular de nuestra gestión. La progresión de la compañía ha sido exponencial y el mayor esfuerzo se ha focalizado en el cambio cultural; de ahí el entronque con Emotional Driving.

No basta con procedimientos, instrucciones, adecuaciones de maquinaria… hay que llegar al interior de las personas, de todos nosotros. Y eso es MUY DIFÍCIL. Promover un cambio cultural es arriesgado y sólo puede tener éxito con un gran proyecto que ejerza de hilo conductor y que alinee a todos los empleados.

Emotional Driving ha sabido engancharnos a todos por la dimensión de sus mensajes, por el efecto positivo en nuestras familias y por su dinámica participativa. Ha supuesto un paso de gigante en nuestro cambio cultural y seguro que sus efectos serán duraderos en todos nosotros.

Agradezco personalmente a Gonvarri que nos haya dado la oportunidad a los empleados de participar de esta idea y ayudarnos a tener una actitud más segura en la conducción y, por ende, en nuestra vida.

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